La experiencia de Cynthia en Puerto Montt mayo 2008
¡Guena Che! Mi solidaridad y el recuerdo de mi viaje, mayo de 2008.
Puerto Montt no es Futaleufú pero allá tuve la dicha de verlos, luego de haber sufrido tanto después de haber percibido aquel angustioso éxodo en el que cargando sus pertenencias y penas, las cenizas del volcán Chaitén los expulsara.
No existía nada que turbara aquellos encuentros, la vida rebrotaba en aquellas caras llenas de alegría y con emotivos abrazos después de tantos años de ausencia, reanudé lazos y disfruté profundamente de la presencia de cada uno de los que alcancé a ver, fueron riquísimos momentos, los afectos en medio de las dificultades sobreabundaban intentaré nombrar a los que recuerdo.
La Anita Muñoz, Tile Sepúlveda , Miguel Soto (Notro querido), Leo Cid su esposa y su madre que estaba bien delicada de salud y hago votos por su pronta mejoría, la Patricia Villagrán y su papá, la Marianela Barrrera y su hijo Cesar, la Marlene y su hija la Kata pronta a dar a luz, La Irene y su hija Adriana, Chito Oyarzo, su esposa Nely, su hija Sandrita junto a sus dos hijos Luis Felipe y la Katita, mi admirable e inagotable amigo Arturo Carvallo, su estupenda esposa Eliana Pinilla y su linda hija, la Jeni, los queridos Coronados toditos ellos, tio Fernando, la tía Gladis y sus hijos Feñaco y la Paulita con su compañero Edwin y sus hijos quienes recibieron cariñosamente en su casa a mi madre.
El señor Vidal y la Sra Ruth, Don Meche y la Sra. Elsa que hablaba como antaño de sus hijos, entre ellos de Dago, Lucho y Edmundo, don Alfonso su esposa Betty y su recordado y dulce hijo Luchito Fernández, el tío Raul Navarrete y su hijo Alejandro, mi amigo Cesar Llanos, la Nilda Canales, las hermanas Hilda y la Elba Sepúlveda, la Dorys Almarza y su mamá, la Sra. Rosalía Hvalivota, Elsa Mabel, el hijo de Cholo Baeza, el hermano de Larry Redlich, la Eloisa San Martín, la Mary Peranchiguay y su mamá, el Neco Toledo, Min, mi querido y recordado Lonchito Gálvez, Victor Achiardi y señora, Waldo Flores, la Andreita Pinilla, Fernando Grandón, la Yasna Álvarez que no pegó pestaña en la distribución de ayudas como buena asistente social, mi querida linda amiga y artista Marlene Oyarzo quien en tres días pintó un hermoso cuadro con los primaverales chochos de Noroeste para mi .... .....y por favor disculpen si omito algún nombre, más de algunos se me queda en el tintero.
Especial evocación para mi entrañable y querida amiga María Isabel Navarrete, ella, la mismísima Marisa a quien debo y agradezco la alegría de haber vuelto a ver, después de 23 años a todos a quienes nombro y haber sentido la inmensa emoción de poder abrazarlos porque ella instó con vehemencia este inolvidable viaje, en este momento triste pero a la vez esperanzador.
Gracias Marisa por tu cálida acogida y tu incansable entrega y gracias también a tu cariñoso esposo Jaime, tu hija la Ochi, que me prestó su pieza y a mi ahijadita la Isa que tuvo que soportar la distracción de su madre en esta noble causa.
Digo triste instancia porque hoy mi pueblo vive la incertidumbre de no saber en que terminará todo esto, solo Dios sabe, pero tengo fe y les aseguro que todo saldrá bien, rezo a diario por que así sea.
Pero también fueron días esperanzadores porque aún cuando, se vea al pueblo entre cenizas, la fuerza, unión y entereza de mi gente, sumado al apoyo que han tenido de todas partes, solo hace prever que se sacudirán y muy pronto reverdecerá el pueblo entero, volverán a levantarse y como el Ave Fénix, de las cenizas rebrotarán nuevos bríos, nueva sabia con mucho más energía y capacidad para alcanzar el mejor y más alto de los vuelos, por eso ¡arriba mi gente!, mis respetos, mi amor y el mejor de los deseos para este difícil pero necesario renacer.
Mi padre Juan Manzor desde donde esté, se que estará velando por apoyar a cada ser de Futaleufú, él amaba a todo cuanto fuese de allá, su gente, esos cerros, ríos, lagos, árboles, calles, parajes y rincones, fue su terruño y la vida generosamente le permitió despedirse a sólo un mes antes de partir para siempre en el mes de febrero del año 2000.
Los llevo por siempre en mi corazón y me acerco a ustedes cada vez que disfruto del dulce de una manzana o converso junto a una “guena” mateada.
Con emoción e infinito cariño.
Cynthia Manzor Cereceda.
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